martes, 12 de noviembre de 2013

 



 Con las agujas oxidadas del reloj
con ese sonido  del infierno,
mis parpados se cierran.
Piérdete,
danza
desde el ombligo
hasta mi boca seca,
 hunde  tus manos hasta la locura
y dilo, dilo aunque no te oiga,
aunque seas una triste máscara,
en esta fantasía de mis siestas.


 

3 comentarios:

Rosa dijo...

Es una delicia corazón. Ya te lo dije cuando lo leí la primera vez y me alegro de que lo hayas colgado aquí, porque así puedo releerlo y disfrutar de nuevo.

Un besazo

Mari Paz dijo...


Gracias Rosa, algún te alcanzaré.

Enrique Gracia Trinidad dijo...

Ole, mi Mari Paz. Se te echa de menos en el taller cuando no vienes. Besos y enhorabuena por esos versos